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La peregrinación a Santiago de Compostela

Fausto Dzilam Méndez Villagrán

Licenciatura en Antropología Social UAM

Resumen

La historia del peregrinaje a la ciudad de Santiago de Compostela se remonta a principios de la edad media. Esta actividad ha sido reformulada actualmente, no ya como un medio para la salvación sino como una forma alternativa de turismo. Si bien no todos los que realizan esta peregrinación lo hacen por motivos religiosos, entre los peregrinos se da un sentimiento de comunitas que los acompaña a lo largo del camino.

«Lo consiguieron porque se creyeron capaces de hacerlo» Virgilio

Introducción

Siglo IX, Finisterre, un ermitaño descubre un sepulcro que rápidamente es asociado con el Apóstol Santiago. La noticia se extiende por toda Europa por medio de los escritos que circulan en los monasterios. La iglesia y los reyes se encargan de formar una mancuerna para atraer peregrinos, es así que nace el Camino de Santiago. Se dice que Alfonso II, rey de Asturias fue el primero que viajó al lugar, convirtiéndose así en el primer peregrino de la historia del camino. A partir de ese momento millones de peregrinos han inundado con su presencia la ciudad Compostelana. En este trabajo abordaré el tema de la peregrinación que realizan individuos de numerosas partes del mundo y en cualquier época del año a la ciudad de Santiago de Compostela a través de uno de sus caminos, el francés. En la primera parte explicaré la figura de Santiago y su polivalencia, posteriormente me enfocaré a señalar los aspectos generales del camino así como el perfil del peregrino y la solidaridad que surge entre ellos, finalmente me centraré en la descripción de algunos de los rituales que realizan los peregrinos al llegar al santuario de Santiago.

¿Quién fue Santiago?

Es importante señalar que nos encontramos ante un culto hacia un santo polivalente. Algunos señalan que Santiago fue uno de los doce apóstoles que acompañó a Jesucristo y supuestamente realizó labores de evangelización desde Tarragona hasta Muxia, esto en la península Ibérica. Posteriormente regresó a Jerusalén, donde fue decapitado. Cuenta la leyenda que el apóstol fue enterrado por sus discípulos, ayudados por un ángel, en Iria Flavio, esto en la comarca gallega.

La representación típica de este personaje es la de un peregrino vestido con la indumentaria y los emblemas de sus devotos (conchas marinas, bastón, sombrero, etcétera). La otra versión, más laica y militarizada, surgió durante las luchas entre moros y cristianos, la cual sostiene que los restos que se encuentran en la catedral de Santiago de Compostela pertenecen a Santiago Matamoros, quien supuestamente peleó activamente contra los musulmanes, este personaje es representado montando un caballo blanco y una espada y su figura fue muy difundida durante la conquista de América[1].

¿Qué es el camino de santiago?

El camino de Santiago es un conjunto de rutas, algunas más antiguas que otras, las cuales han sido seguidas por los peregrinos con propósitos religiosos, culturales, deportivos, etcétera. Desde la Edad Media los europeos ya hacían la peregrinación rumbo a Santiago de Compostela con el fin de visitar el sepulcro del mítico personaje Santiago.

Las vías que llevan a la ciudad en donde la lluvia es arte[2] son cuatro, la vía de la Plata que corre desde Sevilla hacia el norte hasta llegar a Santiago, el camino portugués que puede hacerse prácticamente desde cualquier lugar en Portugal, el camino del norte que recorre toda la costa del norte de España y el camino francés que empieza desde los Pirineos y sigue el sentido de la Vía Láctea, este último se considera el más rico histórica y arquitectónicamente hablando.

Breve historia del camino francés

Como ya lo mencioné anteriormente desde el siglo IX, los europeos se dirigían al sepulcro de Santiago en la provincia Gallega. Junto con el camino surgen numerosas ciudades de gran importancia hoy en día, como son Astorga, León, Sahagún, Burgos, en las que se desarrolló la infraestructura necesaria (hospitales principalmente) para atender a los peregrinos. Durante la Edad Media la afluencia de peregrinos se fue incrementando, algunos cálculos estiman que podrían haber sido unos 365 mil peregrinos por año y en los años santos hasta medio millón de personas llegaban al santuario de Santiago peregrino (Pombo,2005:331).

Tiempo más tarde, durante el periodo de la baja edad media y el surgimiento del Renacimiento, la actividad del peregrinar fue perdiendo reconocimiento, más bien se consideraba como peligrosa y llena de tentaciones por lo que la afluencia a la cuidad de Santiago de Compostela disminuyó notablemente. A estos acontecimientos se le sumaron las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa, el Racionalismo y, por último, la Guerra Civil Española. Todos estos acontecimientos contribuyeron al deterioro del camino y del peregrinaje.

Fue hasta el periodo de la Posguerra cuando comenzó a incrementarse la afluencia de peregrinos a la ciudad compostelana, principalmente de franceses, quienes fundaron la primera sociedad de amigos del camino de Santiago en 1962.

Para el Año Santo Jacobeo de 1993[3], el gobierno de Galicia decidió promover el camino no sólo para el peregrino religioso sino desde su valor como recurso turístico, de esta manera lanzó la campaña Xacobeo y se restauró la ruta y la infraestructura necesaria para los peregrinos. Desde entonces, hacer el recorrido a pie, en bicicleta o a caballo es un destino popular que reúne lo religioso, lo espiritual, lo deportivo, lo cultural y lo económico.

El peregrinaje actualmente

A diferencia de los peregrinos de la Edad Media, una gran cantidad de peregrinos que toman el camino francés además de tener motivos religiosos, realizan la peregrinación por hacer deporte, por aventura, por conocer los paisajes o por simple curiosidad, sin embargo siempre surge un sentimiento de comunión en el interior del viajero que va creciendo conforme se avanza en el camino.

Justo en el año de la restauración del camino francés en 1993, el número de peregrinos que siguió las flechas amarillas, los postes y las conchas[4] para llegara la ciudad de Santiago de Compostela se incrementó en un 1000%[5]. Estos peregrinos llegaron en bicicleta, en caballo y algunos más en autobús o transporte particular. Sin embargo la mayoría de los peregrinos recorrieron y todavía recorren el camino a pie. En este tipo de peregrinaje es en el que voy a centrar el resto del ensayo debido al carácter de penitencia, o de cumplimiento de un voto que adquiere el acto.

El inicio «oficial» del camino francés se origina en la ciudad de Roncesvalles, al pie de los montes Pirineos a aproximadamente 1000 km de la ciudad Compostelana, aunque en algunos casos los peregrinos deciden iniciar el camino hacia otras ciudades que cruzan el camino, como Pamplona, Logroño, Burgos o León. Debido a que el promedio de los caminantes suelen ser de unos treinta kilómetros diarios, suelen llevar equipajes ligeros, que incluye una mochila de campo con una bolsa de dormir, dos o tres mudas de ropa, unas sandalias, linterna, colchoneta, una chamarra o impermeable, agua y, en ocasiones, comida enlatada o empaquetada. Si un peregrino ha empezado la ruta en Roncesvalles, en poco más de un mes se encontrará en la catedral del apóstol Santiago.

A diferencia de lo que sucedía en la Edad Media, actualmente los peregrinos ya no duermen en los hospitales. Por lo general cada poblado posee por lo menos, un albergue de peregrinos que son de precios módicos (no más de 7 euros) e inclusive existen algunos de cooperación voluntaria, debido a que «carecen de subvenciones y deberían mantenerse, dentro su austeridad, con la colaboración de los peregrinos» (credencial del peregrino). Estos albergues cuentan con literas, regaderas-baño y en algunas ocasiones con cocina. Sin embargo no todos los peregrinos tienen asegurada la noche. Primero deben de contar con su credencial de peregrino y mostrar que ese día han caminado más de 10 kilómetros, lo cual es fácilmente comprobable debido a que en cada poblado es posible ponerle un sello a la credencial. Esto explica el hecho de que la mayoría de los peregrinos prefieran madrugar, para alcanzar lugar en los albergues. Además de que se ahorran el sol de medio día y por la tarde pueden salir a conocer los puntos interesantes del poblado o la ciudad.

En el camino es común encontrar gente de todas las edades, clases sociales y países, sin embargo estas diferencias tienden a desaparecer ya que todos poseen un mismo objetivo, e inclusive «se crean lazos de unión y apoyo, que fomentan sentimientos de identidad» (Garma, 1994:9) lo cual se ratifica con el siguiente testimonio de un peregrino:

«El párroco pone su alma al servicio de nosotros. La comida y bebida, el consuelo espiritual los buenos consejos. Nada de esto va a echar en falta ningún peregrino. Misa, rezos, Cantos en Común, compartir el pan, la Cena…»

Es así que «se crea un espíritu comunitario al interior del grupo de peregrinos communitas en el léxico turneriano basado en la fraternidad y el desplazamiento temporal de las barreras y distinciones sociales que separan a la gente en la vida cotidiana» (Garma, 1994:23). Por lo que podemos decir, siguiendo el lenguaje de Turner, la peregrinación se puede definir como un momento social de movimiento y transición en que los individuos abandonan las estructuras y patrones de la vida social normal para internarse en un contexto sagrado.

Este espíritu comunitario entre peregrinos algunas veces pierde su vigencia frente a la gente que ve pasar día a día cientos de peregrinos y que posiblemente esté enfadada de tanto «invasor»:

«… Tanto como por el dolor, estoy sorprendido por descubrir que, sin razón social yo no existo. No puedo dejar de pensar que, si supieran quiénes somos, todas estas gentes no nos cerrarían sus puertas».

He aquí otro relato:

«Pero el pueblo del concilio no era más que un caserío negro, mudo, cerrado, hostil He intentado inútilmente en diez casas tratar de comprar dos huevos Crudos. Esfuerzos anos… Un campesino, que estaba delante de su puerta, ni siquiera ha intentado abrírmela!».

De esto se puede deducir que en el proceso de la peregrinación existen, en palabras del doctor Roberto Varela «dos conjuntos de «otros»: los «otros» al interior del sistema, en este caso los demás peregrinos y los «verdaderos otros», que están fuera» (Varela, 1994: 227), en este caso los campesinos y la gente local de los pueblos y las ciudades.

¡Ultreia![6]

Después de caminar por lo menos cien kilómetros[7] se llega al santuario de Santiago, los peregrinos generalmente se dirigen a la majestuosa catedral en donde se realiza una misa del peregrino diario a las doce del día. Al entrar al recinto religioso, llaman la atención varios ritos que los peregrinos acostumbran no perderse. El primero consiste hacer tres veces la señal de la cruzantes de entrar por la puerta Santa o del Perdón. Una vez dentro de la catedral, se procede en hacer un rito en la columna central del Pórtico de la gloria, que alberga la figura de Santiago Apóstol. El ritual consiste en que el peregrino se arrodille frente a la columna que tiene unos espacios para poner las manos y se dan tres golpecitos a la columna con la cabeza, que, según las creencias, potencia la inteligencia y la memoria, posteriormente el peregrino, hincado todavía, suele hacer una reflexión, oración, o agradecimiento.

Antes o después de la misa el peregrino acostumbra a descender a la cripta en donde se encuentran los restos de Santiago en una urna de plata, al subir acuden al camarín[8] del apóstol para darle un abrazo[9]. Por último, los peregrinos se preparan para escuchar la misa de doce. Lo más espectacular es al final de la eucaristía que es cuando se enciende el botafimeiro, o gran incensario:

«La gente que había en la iglesia se había multiplicado y todo el mundo esperaba con la cámara de fotos o el tomavistas en la mano a que pasara por su lado. Fue muy bonito, aunque daba miedo pues parecía que se iba a solar de la cuerda y que iba a dar a alguien. Cuando terminó, la Catedral se llenó de aplausos y poco a poco la gente se marchó».

Conclusiones

A lo largo de este ensayo he señalado los principales elementos que forman parte del peregrinaje a lo largo del camino de Santiago. Por un lado se han señalado los orígenes del camino de santiago y las características del peregrino actual. He señalado que los peregrinos en ocasiones se enfrentan a barreras simbólicas impuestas por los anfitriones y que al interior del grupo de peregrinos surgen comunitas.

El sentido que se daba al peregrinaje durante la Edad Media (un sacrificio vinculado con los méritos religiosos para lograr la salvación) ya no es lo único que motiva a los peregrinos a caminar cientos de kilómetros para llegar a la catedral de Santiago, actualmente el significado de la peregrinación se ha diversificado y se ha convertido en una especie de turismo alternativo. Sin embargo se sigue conservando un elemento distintivo de la peregrinación, el de comunidad.

Para cerrar este trabajo puedo decir que la peregrinación es un drama cultural «en el que los protagonistas comunican información acerca de su visión del mundo y del orden social, y mediante el cual actúan sobre su universo cultural y sobrenatural» (Shadow, 1994:82), es decir, el peregrino realiza un desplazamiento voluntario fuera de su vida ordinaria, lo cual le permite cuestionarse acerca de su visión de la vida y del mundo. Inclusive hay peregrinos que encuentran en el camino una forma de enfrentar a la vida y se realizan interesantes analogías entre uno y otro:

…the camino is a metaphor for life… working and plodding through the tough parts and not finding a quick fix or an easier way. But, alas, as with life, we each do it in the best way we know how, and this doesn’t mean that I want to judge how others did or didn’t do it…it is just that…it sounds like a corny cliche from a Sinatra song…I did it my way.

Bibliografía

  • Pombo Antón (2005). Guía del Camino de Santiago, Anaya, España.
  • Garma, Carlos (1994). Prefacio del libro Las peregrinaciones religiosas: una aproximación, Carlos Gorma y Roberto Shadow (coordinadores), UAM, México,
  • Shadow, Roberto (1994). Símbolos que amarron, símbolos que dividen, una peregrinación o Cholmo, en Los peregrinaciones religiosos: una aproximación, Carlos Garma y Roberto Shadow (coordinadores), UAM, México
  • Salvador y Conde, José (1971). El libro de la peregrinación a Santiago de Compostela, Ediciones Guadorroma, España.
  • Varela, Roberto (1994), «Procesiones y peregrinaciones, santos patrones y estandantes», en Los peregrinaciones religiosas: uno aproximación, Carlos
  • Gorma y Roberto Shadow (coordinadores), UAM, México.
  • León Degüelle (1996). Crónica del camino de Santiago. Impreso por la Asociación culturalomigos de León Degüellen, Espoño.

Otros documentos:

  • Credencial del peregrino

En Internet:

Agradezco o mi amigo Joanne Power por haberme compartido su experiencia y su visión del camino, el último fragmento que presento es parte de su narración.

Notas

[1] Para señalar sólo un ejemplo, en la ciudad de México, en la plaza de las tres culturas se encuentra un templo dedicado a Santiago el Mayor.

[2] La provincia Gallega, en donde está situada la ciudad de Santiago de Compostela, se caracteriza por su alta precipitación pluvial durante todo el año

[3] Un año santo jacobeo es cuando el día en que se celebra al apóstol santiago, 25 julio, coincide con el día domingo, esto sucede en periodos regulares de 6-5-6-11 años. El próximo será en el 2010.

[4] Estos tres elementos son típicos en la señalización del camino

[5] En el año 1992, asistieron 9,761 peregrinos, un año después que fue año Xacobeo, se registraron 99,436 peregrinos (ver Pombo: 332)

[6] Expresión utilizada por los peregrinos en el momento que ven por primera vez la catedral de Santiago

[7] Esto si se desea obtener la «Compostela», un comprobante de haber recorrido el camino de Santiago que sólo se les otorga a los peregrinos que hayan recorrido 100 kilómetros a pie y los demuestren con los sellos de su Credencial. Para los que van en bicicleta o caballo es requisito demostrar haber recorrido 200 km.

[8] Capilla pequeña situada detrás de un altar en la que se venera a una imagen.

[9] Es posible decir que este ritual más que los otros es parte del uso popular de la religión, ya que el abrazo se puede interpretar como un despojo de la virtud a lo sagrado